Si se está en hipnosis estás más receptivo y flexible a modificar tu conducta, tus pensamientos y tus creencias, siendo por lo tanto más fácil el cambio terapéutico.
Se reduce también el tiempo empleado en conseguir los objetivos de la terapia.
Pero recuerda: ¡no se “implantan” los pensamientos o creencias del psicólogo!; esto es imposible. La hipnosis actúa de facilitador para obtener los resultados que el paciente quiere, y que se establecen previamente.
Imagina poder relajarte en cuestión de segundos. Imagina poder abordar temas que te perturban en un estado de relax absoluto.
Imagina enfrentarte a tus problemas sin alterarte y creando en el momento recursos que luego podrás usar en tu vida cotidiana, y todo eso mientras estás profundamente relajado. Imagina también que puedes llevarte estos beneficios contigo y usarlos en tu día a día, ESO ES HIPNOSIS.
En resumen, una sesión de hipnosis Clínica se parece más a una agradable forma de relax, sin dejar de percibir lo que ocurre a tu alrededor; en penumbra, sin luces estridentes, con una agradable temperatura y en silencio, o música relajante.
Si te dejas llevar por la voz del terapeuta puedes alcanzar en pocos minutos una serena concentración en la que la mente resulta mucho más perceptiva a las indicaciones terapéuticas.
La Hipnosis Clínica busca la curación del paciente, ahí donde puede ser más rápida, efectiva y permanente; es decir, trabajando directamente con el inconsciente, con el fin de aliviar, curar o acelerar la disminución de síntomas, trastornos o enfermedades tanto físicas como psíquicas. Respetado siempre el código moral del paciente, no lo olvides.