Madre no hay más que una, pero hay muchos estilos de maternidad.
Dependiendo del estilo de apego de la madre, que a su vez dependerá del vínculo que ésta tuvo con sus progenitores (por no reducirlo a la madre, que es con la que tuvimos el primer vínculo).
Ser madre es un reto continuo, e implica adaptarse al cambio : el embarazo, después el parto, las primeras semanas, meses,años…etc hasta llegar a la adolescencia y hasta que los hijos son adultos.
Una sigue siendo madre, pero no la misma madre.
En cada etapa hay un ajuste entre las necesidades de la madre y las del hijo, y en este debatir interno (o externo cuando son más mayores), hay momentos de soledad, llanto y duda. Dan igual los libros o la terapia (que ayuda y mucho), se dan momentos en donde pisamos lo desconocido y hay que dar un salto al vacío, que por lo menos a mi me da mucho vértigo, sobre todo en la adolescencia.
El cambio trae desequilibrio y todo puede parecer caos. Es ahí donde hay más peligro de hacer un drama, o temer que esté ocurriendo una catástrofe; tenemos miedo de perder el vínculo o que ese vínculo empiece a ser diferente. Miedo a perder el control o el lugar que hasta entonces era seguro para nosotras, porque lo conocíamos.
El cambio inevitablemente implica pérdida, duelo, travesía en la incertidumbre que a veces, con suerte es corta, otras veces no tanto.
Las diferentes etapas o cambios son retos de adaptación, aprendizaje, descubrimiento y creación de habilidades nuevas o más adaptativas.Para mí han sido muy intensas y lo siguen siendo. Soy intensa.
En mi momento particular se han unido adolescencia, nido vacío, y los 50 años con todas sus despedidas hormonales y emocionales; tres duelos juntos…etapas todas para las que nunca es un momento bueno, como la muerte, aunque tenga que llegar, o sea conveniente…
En esos momentos nos toca mirarnos y mirar a otras madres sabias. Aprovechar su experiencia y nuestra receptividad, esa que aparece cuando tocamos con nuestra vulnerabilidad. Vulnerabilidad necesaria para el vínculo entre humanos y entre las madres y sus crías.
Ser madre consciente nos pone delante en cada ciclo, nuestro bebé interno, nuestra niña interior, nuestra adolescente y nuestra madre … .y la buena noticia es que nos da la oportunidad de resolver y cuidar aquello que en cada etapa del pasado se nos quedó sin resolver y nos sigue doliendo.
A todas las madres de buen corazón y sin miedo a serlo. Un abrazo de madre.
Una es madre y muchas madres a la vez.